La comunicación familiar y los
adolescentes
Los adolescentes parecen no
querer hablar nunca, se encierran en su cuarto a escuchar música,
ven televisión o salen con los amigos. Muchas veces los padres
piensan que lo mejor es no hablarles o meterse con ellos, ya que así
respetan su privacidad y evitan conflictos familiares. Sin embargo,
los adolescentes necesitan desarrollar la comunicación con sus
padres desde que son pequeños.
La comunicación es un aspecto
fundamental en la vida familiar. Sin embargo, actualmente hay
diversas circunstancias que dificultan la comunicación entre padres
e hijos o pareja.
Debemos recordar que al hablar de
comunicación familiar no solamente nos referimos a las palabras,
sino también a la comunicación a través de gestos,
sentimientos y actitudes.
Es muy importante que
los padres de familia aprendan a escuchar a sus hijos, pues desde la
primera infancia, en ocasiones los padres desean que los hijos les
escuchen pero no dedican tiempo a escucharlos a ellos.
Cada uno de los hijos se comunica de
forma distinta que sus hermanos y es necesario brindarle el tiempo
necesario a cada hijo, así como estar conscientes de su edad, sexo y
características personales para poder comunicarse con ellos de una
forma adecuada.
Cuando un hijo no se comunica con sus
padres, se comunica con sus amigos y muchas veces cuando llegan a la
adolescencia se llenan de información equivocada.
Para lograr comunicarse con un hijo
adolescente es aconsejable estas pautas:
- Escucharlos: valorar sus opiniones y escuchar
lo que tengan que decir con respeto.
- Buscar momentos en común: ir a comer un helado, que
los acompañe al supermercado o cualquier momento en el que estén
solos para lograr entablar una conversación enriquecedora.
- Mostrarles afecto: muchas veces los adolescentes se
muestran ensimismados y rebeldes porque no se sienten amados ni
aceptados.
- Respetar su intimidad: necesitan tener intimidad y
privacidad.
- Confiar en ellos: esto les da seguridad en sí mismos.
- Negociar con ellos cuando alguna conducta desea ser
cambiada.
- Mantener la calma: aunque nos cuenten algo que nos
altere o tengan una actitud negativa, es importante actuar calmados, no hablar con enojo o juicio y menos aun hacer comparaciones.
- Cultivar el buen humor: el buen humor hará en el
hogar un ambiente agradable y armónico.
- Enseñarles a ser autónomos y reflexionar: cuando los
padres hacen las cosas que los hijos pueden hacer por sí solos, se
les está dando el mensaje que no los creen capaces de hacerlo.
- Ser un modelo para ellos: las palabras se las lleva el viento, pero el ejemplo se arrastra.
Los hijos aprenden a
comunicarse a partir de la forma en que se comunican los padres entre
sí y la forma en que se comunican con ellos.
Si un matrimonio no se
comunica, los hijos aprenden a que esa es la forma de relacionarse y
que no deben hablar de sus sentimientos o pensamientos y muchos menos
habrá alguien para escucharlos.
La importancia de la
comunicación familiar determinará la forma en que los hijos se
relacionen con el mundo para el resto de su vida.


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